España
disputó su primer partido de balonmano siete el 15 de abril de 1953.
Fue un encuentro amistoso que se disputó en Madrid frente a Suecia, con
victoria escandinava por 12-23. Años antes, sin embargo, ya se había formado
una selección española de balonmano a once.
La
española fue una selección de segundo orden hasta finales de los años 1970.
La consecución del Mundial B de 1979 fue el primer gran punto de
inflexión, que situó a España en la "primera división" del concierto
balonmanístico internacional. En los años 1980 ya no sólo logró
clasificarse para todas las grandes competiciones, sino que empezó a luchar por
entrar en semifinales.
A
mediados de los años 1990, se vivió uno de los mejores momentos del
balonmano español cuando se ganaron las primeras medallas en las grandes
competiciones internacionales, siendo a mediados de los años 2000, cuando
España se consolida como potencia del balonmano, tras proclamarse campeona
del mundo en 2005 y subcampeona de Europa en 2006
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